Cuando comenzamos con Fooga mucha gente nos preguntó por qué no producíamos en países en los que la mano de obra fuera más barata y los costes de producción menores. Sin embargo, nosotros lo tuvimos claro desde un primer momento, había tres motivos principales por los que nuestra fábrica debía estar aquí.
En primer lugar, la cercanía nos permitiría reducir los tiempos de reposición. Creemos en Fooga a largo plazo y sabemos que, aunque en un primer momento esto fuera algo secundario, a la larga nos favorecería para que todos y cada uno de vosotros recibáis vuestras Fooga favoritas a tiempo, en vuestra talla y en el color que elijáis. De forma que nuestra capacidad de reacción sea inmediata cuando nos sorprendáis con grandes acogidas.
Por otro lado, el control de procesos. Creemos en un modelo de negocio responsable, uno en el que cada empleado cobre lo que le corresponde en función a trabajo que desempeña y también creemos que un empleado contento se esfuerza más si cabe en lograr unos resultados excelentes.
Por último, buscábamos un producto de calidad, acabados realizados a mano en los que cada par de Fooga recibiera la atención que se merece. ¡Nada de grandes producciones en masa!
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Además, nos gusta pensar que aportamos nuestro granito de arena para fomentar el crecimiento económico. Tanto con la producción de zapatillas como con la del resto de elementos que acompañan a nuestro producto: bolsa, caja, pegatinas...
Y, ¿por qué no decirlo? ¡Creemos en lo nuestro!