Los días son más largos, las calles están llenas de gente, se respira verano. El proyecto va tomando forma ¡ya tenemos proveedor!
Siguen surgiendo mil preguntas. ¿Cómo se llamará la marca? ¿Cuál será su logo? Colores, formas, packaging…
Hablo con Larry, seguro que él conoce a gente que me puede ayudar con esto, trabaja en un co-working lleno de gente joven y creativa. Cierro una cita en Rana (sí, así se llama el espacio), entro en el portal situado en una de las zonas de marcha de Valladolid, subo y me encuentro con una oficina que inspira buen rollo, se nota que se llevan bien y que han sabido hacer de su lugar de trabajo algo agradable
Me siento en su sala de reuniones y me presentan a los equipos, Miltrescientosgramos y Mon Estudio, empiezo a escuchar expresiones como identidad visual o naming ¡justo lo que necesito! Les cuento mis ideas y veo que se ilusionan conmigo, ya que, el proyecto es algo diferente a lo que han trabajado hasta ahora. Fin de la reunión, el balance es positivo, ahora toca esperar a las propuestas.
5 de junio: (fecha clave en nuestra historia) tras varias reuniones, ya tenemos un caballo ganador.
Fooga, tengo un plan.
Habla de nosotros, de la marca, de su filosofía y de la juventud, pero no de esa que indica el carné de identidad.
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Fooga, Fooga, no paro de repetirlo en mi cabeza y suena genial. Ahora falta ver su imagen, ¿cómo será nuestro logo? Vosotros ya tenéis la respuesta, pero os garantizo que es fruto de mucho trabajo y muchas reuniones.
Surge una cosa más, algo que ni si quiera me había planteado y que terminará de definir la identidad de Fooga, ¡la suela! Volvemos a los moodboards, a los pantallazos y a los pedidos online; le planteo la idea a Marcos de Mon Estudio y, una vez más, da en el clavo.
Esto no para, seguimos trabajando, al final Fooga no consiste solo en vender zapatillas.